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[Cotidianeidad] Microcuentos (17 respuestas)

14 : Crítico despiadado de todo lo existente : 02/10/16(dom)01:52:23 ID:QSJhhFSia

Explotó algo en mi cabeza y me volví más estúpido de lo que ya era, viviendo por inercia y sin saber qué pasará mañana. Mi futuro fue asesinado cuando niño por la falta de recursos, por la falta de dinero, por unos padres que nunca estuvieron y nunca entendieron, nunca entendieron el porqué de mi frustración, aunque bueno, al final dijeron que fui un error y deduzco que nunca les importó. Por eso y muchas cosas más. Por un sistema maldito y sin sentido cómo todo en este mundo de mentiras, aunque ahora que lo pienso, creo que nunca hubo un futuro.

Un día la ciudad comenzó a apestar, de pronto los edificios se comenzaron a ver mal y comencé a notar que mis manos y mis pies estaban encadenados, noté que las paredes tenían ojos. "Por su seguridad usted está siendo grabado, sonría", decía la pared con su risa fingida y sus ojos saltones. Y miré a la gente, y todos y todas tenían diferentes cadenas, unos estaban encadenados a su billetera, otros a su trabajo, otros a sus deudas, eran muchas las cadenas. Entonces ví mis manos y mis pies, y seguí las cadenas y cuando llegué al final conocí mi cárcel; el miedo.

Comencé a notar que en las tiendas se vendían rastreadores, aparatos para controlar a la gente, para vigilarnos y mantener el orden, y la gente pagaba y se peleaba por esos aparatos, y cada vez los hacían gastar más y más y más el poco dinero que los mismos dueños de la tienda les daban cada cierto tiempo a manera de recompensa por trabajar para ellos.

Cada día inventaban nuevas maneras de controlarnos, nuevas maneras de robarnos nuestra libertad, nos convirtieron en sus productos y sus recursos, desde pequeños nos prepararon para esto en un inútil centro educativo que no sirvió para nada, dónde perdí mi niñez y adolescencia para posteriormente seguir perdiendo mi vida en un trabajo, nos usaban, mano de obra barata, eso eramos para ellos.

Cerdos, volviéndose ricos por medio de la explotación de personas necesitadas. Medios de comunicación aprovechándose de la ignorancia a la que nos han sometido.

Entonces llegué a la raíz del problema, en la cima de un edificio en medio del valle de los bancos y las multinacionales en la provincia de Los gobiernos, Las Dictaduras y la Ley, rodeado de hombres con trajes caros y llenos de joyas que lo adoraban día y noche había un hombre de cuatro cabezas que lo podía hacer todo, éste estaba sentado en un trono de oro y vestía una túnica hecha de dinero y una corona repleta de diamantes en cada cabeza y su piel era de plata. Los hombres que lo adoraban día y noche estaban divididos en dos grupos; los del lado derecho y los del lado izquierdo, los del lado derecho estaban vestidos con trajes carisimos de color negro y los de la izquierda con los mismos trajes carisimos sólo que en color rojo, estaban divididos pero al final eran todos lo mismo. Me acerqué un poco más a ellos y noté que no eran hombres, sino cerdos con trajes que se paraban en dos patas y también me fijé en el hombre de cuatro cabezas y logré ver que en cada cabeza tenía escrito un nombre. Poder, Ley, Engaño y Dinero eran los tres nombres, escrito uno en cada cabeza.

Engaño se dirigía a las multitudes, con mucha gracia y carisma decía que todo estaba bien, le decía a las personas que servirle era lo correcto y que entre más trabajaran más felices serían. Las personas regresaban a su trabajo y cada cierto tiempo la cabeza con el nombre "Dinero" en su frente vomitaba un poco de dinero sobre las personas y estas salían corriendo a un supermercado, banco, tienda o cualquier establecimiento perteneciente al hombre de cuatro cabezas a devolverle el dinero voluntariamente, luego tenían que devolver más dinero obligatoriamente por medio de los impuestos.
Esta bestia de cuatro cabezas ponía a sus cerdos de trajes rojos y negros a dirigir todas sus naciones, los volvían presidentes, empresarios, dictadores y toda clase de puesto que representara una figura de poder y autoridad para la población se lo daban a los cerdos.

Habían personas que se habían dado cuenta de sus cadenas y que con protestas pacíficas o piedras y fuego trataban de derrotar al monstruo de las cuatro cabezas. Cuando esto pasaba la cabeza llamada Poder le ordenaba a Ley que vomitara, Ley vomitaba policías y militares que se dirigían a golpear y matar a las personas que deseaban ser libres. La ciudad estaba llena de delincuentes, ladrones, violadores y todo tipo de criminales pero Ley sólo protegía a los cerdos y sus otras cabezas, los ciudadanos a Ley le importaban una mierda y a sus otras cabezas y a los cerdos les importaban menos. ¿De qué les servía protestar si no lograban nada con eso? Es más, de vez en cuando los cerdos le permitían a los ciudadanos protestar y llamaban a todos los noticieros de la ciudad para transmitir la protesta en vivo. El monstruo de cuatro cabezas y los cerdos se morían de risa cuando veían la protesta desde la cima de su lujoso edificio.

Las protestas, el fuego, las piedras, las bombas molotov y todas esas cosas no lograban nada. Era imposible salvar a la sociedad, pero no era imposible salvarme a mí mismo, tomé una bomba y comencé a caminar hacia mi cárcel, dispuesto a volar en pedazos lo que me encadenaba. Cuando caminaba escuché el cañón de una pistola siendo disparado atrás de mí, sentí un ligero dolor en mi espalda y sentí la sangre deslizándose lentamente. Con mis últimas fuerzas volteé para ver quién me había disparado y me ví, me ví a mí mismo, fui yo el que disparó, estaba allí parado con los ojos llenos de lágrimas y la pistola en la mano gritandome a mí mismo "¡Lo siento!".

Entonces desperté en una jaula, un guardia me despertó. Eran las 6:00AM. Me hicieron bañarme, vestirme y me llevaron a mi lugar de trabajo y allí me obligaron a trabajar a cambio de un poco de dinero, seis días a la semana, diez horas al día y un descanso el domingo para pasar encerrado en mi casa, porque el país es en extremo peligroso y sentarse en un parque representa un peligro, caminar sin miedo en la calle es sólo una fantasía tonta para mí, afuera o adentro esto es una jaula y me quiero salir, me voy a salir. No puedo aceptar esto, nuestras cosas son las mentiras que nos han impuesto para creer que la vida se trata de consumir, todo lo que hacemos día a día, todo lo que creemos, todo lo que tenemos, todo por lo que luchamos son puras mentiras, son las drogas que usamos para no ver la realidad, que estamos estancados y no somos personas sino recursos humanos, que somos esclavos de un sistema cruel.
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