>>152
Me recordó a éste de Cheng-tao Ke, mencionado en un libro de Alan Watts.

Como el cielo vacío, carece de límites,
pero está en su lugar, siempre profundo y claro.
Cuando tratas de conocerlo, no puedes verlo.
No puedes agarrarlo,
pero no puedes perderlo.
Al no poderlo tomar, lo tomas.
Cuando callas, habla;
cuando hablas, calla.
El gran portón está abierto de par en par para dar limosnas,
y ninguna multitud bloquea el camino.

Esperamos y esperamos.
Todos.
¿No sabría el psiquiatra que esperar es una de las cosas que más loca vuelve a la gente?
La gente espera toda su vida. Esperan vivir, esperan morir. Esperan en la cola para comprar papel higiénico. Esperan en la cola para recibir dinero. Y si no tienes dinero, esperas en colas más largas.
Esperas para dormirte y esperas para despertarte. Esperas para casarte y esperas para divorciarte. Esperas que llueva y esperas que deje de llover. Esperas para comer y esperas para volver a comer. Esperas en la consulta del loquero con un montón de anormales y te preguntas si serás uno de ellos.

{BUKOWSKI, Charles, "Pulp"}

>>148
Es muy buen libro ese baisano, fue uno de mis autores favoritos en la asignatura de Historia Medieval. Si estás interesado en esa línea, te sugiero "Los Reyes Taumaturgos" de Marc Bloch, "El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II" de Fernand Braudel o "La cultura del Renacimiento en Italia" de Jacob Burckhardt.
Toda esa bibliografía me sirvió para entender la Edad Media y posterior desde una mirada de la historia cultural.

Estoy indagando en el psicoanálisis. La próxima semana me llega un compilado de Freud; "La interpretación de los sueños" y otros escritos menores como "Totem y tabú" y "Una teoría sexual". Mientras tanto, hoy compré "Diccionario de psicoanálisis" de Roudinesco (no quise comprar el de Laplanche porque este me pareció más completo y actualizado), y ya me estoy familiarizando con conceptos generales como consciencia, edipo y castración, deseo, etc. También me interesa leer a Marcuse y Lacan.

Creo que voy a dejar a Jung para el final.

>>150
Bolaño era un maldito genio.

Para escribir "El gaucho insufrible", Bolaño se inspiró en "El sur" de Borges. Te recomiendo leer primero el cuento de Borges, y luego leyendo el cuento de Bolaño notarás cómo logró ampliar el mismo mundo para explorar el mismo conflicto, pero desde una voz narrativa completamente distinta. Absolutamente brillante.

Kafka planteaba escenas bizarras y se introducía en la mente de sus personajes para explorar estas escenas. "El policía de las ratas" es un cuento humorístico de Bolaño que utiliza el mismo estilo narrativo. "Los detectives salvajes" también es una novela cuyo punto es la psicología de sus personajes, pero es más extensa, si te engancha el autor te recomiendo mucho leerla.

>>156
También he estado en el proceso de aprender psicoanálisis. Es fascinante. Te recomiendo mucho los libros de Bruce Fink, sobre todo A Clinical Introduction to Freud para comenzar (no sé si esté en español).

Gracias por la recomendación, lo voy a buscar.

La revolución molecular, de Guattari:

>Una sociedad que interpreta toda la producción por la ley del beneficio tiende a separar definitivamente la producción deseante de la producción social. El deseo se inclina del lado de lo privado; lo social del lado del trabajo asalariado. Hay que preguntarse: ¿acaso la producción del deseo, un sueño, una práctica amorosa, una utopía concreta, llegarán a conquistar, en el plano social, la misma dignidad en su existencia que la producción mercantil de coches o de materias grasas? El valor de un bien, antes de depender de la dualidad de fuerza de trabajo-medios técnicos (capital variable-capital constante), está enraizado en una división del deseo que determinará lo que va a asimilarse y lo que va a ser rechazado. Lo que interesa al capitalista son las diferentes máquinas de deseo y de producción que puede enchufar a su máquina de explotación: tus brazos, si eres barrendero; tus capacidades intelectuales, si eres ingeniero; tus capacidades de seducción, si eres modelo; todo el resto no solamente no le interesa, sino que ni siquiera quiere oír hablar de ello. Todo lo que habla en nombre de ese resto no puede sino alterar ese orden productivo. Así, las máquinas deseantes proliferan sobre las máquinas industriales y sociales. Sin embargo, son constantemente vigiladas, canalizadas, aisladas las unas de las otras, cuadriculadas. ¿Puede ese control alienante considerarse legítimo e inherente a la condición social del hombre, o es posible superarlo? He aquí la pregunta fundamental.

No recuerdo el autor pero se quejaba de que muchos filósofos modernos usaban mal los términos raros compuestos de jerga científica.

Tampoco es que le pongan tan buen nombre a las cosas en las otras ciencias.

Suena medio positivista eso