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¿Amoralidad? ¿Ataque indiscriminado?
Entre la sarta de pensamientos difusos y contradictorios que se desprenden desde los primeros comunicados de ITS hasta ahora se repiten y destacan algunos conceptos como ‘amoralidad’, ‘ataque indiscriminado’, etc. Los primeros de ellos, provenientes de México, apuntaban a la necesidad de superar las trabas morales y dar paso al ataque frontal contra figuras claves de la civilización y su progreso. De esta manera se justificó el ataque armado contra académicos pertenecientes a la rama de la nanotecnología, con adjudicaciones y revuelo mediático, puesto que se les consideraba los agentes precisos de las próximas formas de devastación que impondría el desarrollo técnico de la civilización. Uno podría considerar ilusa la idea de creer que lo más nocivo del progreso se encarne en alguna de sus ramas técnicas más que en otras, como la nanotecnología en este caso, pero por lo menos salta a la vista que había una intención clara de combatir contra aspectos precisos de la realidad. Más adelante, esos comunicados van tomando poco a poco el estilo delirante que aboga por el abandono de la supresión real de la civilización y la tecno-industria, y el comienzo de un ataque indiscriminado al humano civilizado, pues en él radicaría el problema del que se desprenden todos los demás. No vamos a desarrollar una historia del viraje delirante del ITS en estas líneas; primero porque escribimos al calor de los hechos y, segundo, porque nunca los seguimos con tanta atención en realidad.
La cuestión es que en cierto momento el ataque indiscriminado, la amoralidad, el egoísmo stirneriano y el pensamiento religioso pasaron a formar una amalgama difusa en la que, bajo el precepto de haber superado la mentalidad civilizada (evidentemente, sólo de manera superficial), podían coexistir absurdos del pensamiento como la reivindicación de la amoralidad junto a preceptos del tipo ‘lo salvaje es bueno, la civilización es lo malo’ ¿Existe algo más moral y civilizado que el pensamiento binominal de bueno y malo? ¿Una amoralidad exacerbada no debería postular también que no hay nada de malo en incendiar los boques amazónicos por completo pues superamos cualquier noción de bien y mal? ¿o es que pensamos que la ‘amoralidad’ corre sólo para aquello que consideramos malo, como la civilización? Entonces ¿no será que lo nuestro no es realmente amoralidad sino una moralina exacerbaba y vulgar que no se distingue mucho de la moralidad de los borregos domesticados defensores de la civilización y que se diferencia de ella simplemente en que invierte sus valores?
La verdadera amoralidad no distinguiría entre los habitantes de un bloc habitacional y los animalitos y arbolitos de un bosque milenario; aquella forma de pensamiento que otorga a los primeros la ruindad y a los segundos una nobleza a defender, y que poseerían estos atributos por su sola existencia, no es más que la más vulgar de las formas de moralidad civilizada.
Amoral es quien, por ejemplo, asesinó Kevin Garrido dentro de la cárcel, simplemente porque los códigos de cierta forma de socialización le llevaron a ello y porque además le vino en gana ¿enarbolarían la acción amoral de quien asesinó al Kevin porque asesinó ‘indiscriminadamente’, como ustedes reivindican? ¿o es que el compañero era bueno por ser ‘malo’ en su lucha contra la civilización y el reo que lo asesinó era malo por ser el resultado de la socialización carcelaria de la civilización que es ‘buena’? ¿Es que no se dan cuenta de cómo se pisan la cola y cómo son de imbéciles?
Evidentemente, apuntando esto no queremos que quienes se identifican con el ITS pasen al asesinato indiscriminado de bosques, animales o de represaliados de la guerra social; más bien quisiéramos hacerlos pensar.
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Fuente:
https://periodicoelsolacrata.wordpress.com/2019/01/05/its-hipercivilizacion-y-falso-antagonismo/?fbclid=IwAR2VKlTnOWuj8CcSQpiV0aMt66vdh01w7tcH3VnalKhUjkqmZnukLIT8T2w