Entre 2016 y 2019, la policía uniformada ha perdido 74 armas de fuego fiscales, entre las que se cuentan pistolas 9mm, revólveres, escopetas y subametralladoras. Lo preocupante es que a 54 de ellas se les ha perdido el rastro desde comisarías. A estas armas se suman las 185 mil municiones que están perdidas, según constató Contraloría tras realizar una inspección a dos recintos policiales. Desde la institución, lo atribuyen a errores humanos. En tanto, los expertos reclaman que estas armas terminan en manos de bandas delictuales.
El pasado 6 de junio de 2018, el cabo de Carabineros Oscar Galindo, de 29 años, recibió dos disparos en la cabeza perpetrados por una subametralladora UZI en medio de un operativo policial en La Pintana. (...) Un año antes de este deceso, en un allanamiento a un narcotraficante la policía encontró una subametralladora UZI, el mismo modelo que dio muerte a Galindo, cuyo número de serie arrojó un dato preocupante: estaba registrada en la Escuela de Formación de Carabineros. En esa oportunidad, la Fiscalía visitó el lugar y constató que no era la única arma extraviada desde las bodegas de esta unidad policial.
A la pérdida de armamento fiscal hay que sumar las cifras de armas extraviadas o robadas a civiles. Según cifras de la Dirección General de Movilización Nacional, en Chile existen 800 mil armas inscritas en la población civil, ya sea para fines de protección o recreativos. El coronel José Manuel Benítez, jefe del Dpto. de Control de Armas, cree que la cifra a la que se refiere el subsecretario son las 146 mil armas registradas a nombre de personas fallecidas. (...) A esta cifra de armas con dueños fallecidos, se suman las 31.131 que civiles han reportado como extraviadas, 23.027 robadas y 736 hurtadas.
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