Dos regímenes mafiosos postsoviéticos se han agarrado a cabezazos, con Estados Unidos y sus aliados de la OTAN vertiendo armamento, mercenarios y asesores políticos en la mezcla.
La gente está tomando partido en el conflicto falso más grande desde que los hutus masacraron a sus primos, los tutsis, en la peor discusión de cena de acción de gracias.
Puede que los trabajadores no tengan país, pero siguen matándose entre ellos y muriendo de cara al barro de todos modos.