¿Es posible que haya algo peor que alguien que usa chalecos de lana rosado flúor y zapatillas converse? simple, un viejo chico de 30 con indicios de calvicie que usa chalecos de lana rosado flúor y zapatillas converse. Bueno chicos, hoy me encontré algo peor; se trataba de un tacuaco negroide con aires de cuico nuevo, más o menos treinta años, indicios de calvicie, jeans apretados, zapatillas converse, chaleco de lana rosado flúor (tan flúor que brillaba en la oscuridad) y, para adornarlo, una gigantesca chapita cian que decía "Golbourne 2014". Sí, por increíble que parezca tal animal existe y se subió al metro esta mañana conmigo. Se sentó delante mío y me tuve que mamar todo el viaje mirándole. La verdad es qué no sabía por qué chucha un indio arrepentido se subiría a un transporte tan picante y no se iría en auto a donde fuese que se tenía que ir. Y por sobre todo, por qué chucha llevaría una chapita gigante de Golbourne 2014. En una de esas buscaba que le pegaran en la calle o que lo violaran porque tenía sentimientos homosexuales reprimidos por años de adoctrinamiento anal Opus Dei. Tal vez echabna de menos el pico de capellán, anda a saber tú. La wea es que se notaba que el compadre andaba medio acongojado, se le notaba en la cara el desagrado. Y no lo culpo, todos los que notaron la chapita nos fuimos mirándolo feo por todo el viaje. Una mujer se sentó al lado de él y cuando cachó la chapita se puso pálida. Supongo que pensó que estaría a salvo porque supuso que sólo un maricón tendría el valor de salir a la calle con un chaleco rosado eléctrico, jeans apretados y zapatillas converse, y como todos sabemos, los maricones no pueden ser UDI y no violan mujeres. Lamentablemente, parece que la señora no cachaba que Jaime Guzmán se habría vestido igual si hubiese nacido con 30 maños de diferencia. La wea es que me la pasé todo el viaje pensando en qué wea pesada podría decirle o cómo podría hacerle pasar un mal rato, y descubrí, a mí pesar, que no podía hacer nada. No tenía tinta, plumones, pintura o nada con qué rayarlo, pintarlo o mancharlo. Una desgracia porque la otra alternativa era reventarle la cara a combos y hacerme un collar con sus dientes, pero esa alternativa era imposible ya que, para empezar, problablemente el maricón rosa flúor tenga amigos influyentes y éstos me podrían cagar la vida, y además porque me echarían del metro y no me dejarían sacar la tarjeta de estudiante, y como tengo que viajar todos los días en metro, pagar 180 pesos por viaje es vital.
Al final, me bajé de la wea y no pasó nada. Ésa fue mi historia con el maraco rosa flúor, que espero haya tenido tanto sexo anal que le hicieron otro hoyo para meterse más picos.