2 :
VIPPEADOR
: 24/02/16(mie)23:57:14
Cuando todos vienen de vuelta, el joven Nochero va de ida. Es un largo trayecto para llegar a la oficina donde, noche a noche, se tiene que encerrar a tomar café y escuchar la Corazón. Esa noche se bajó de la micro antes de su destino y se adentró por la Avenida Independencia para comprar unas marraquetas y unas tajadas de jamón. Le esperaba un largo turno por delante. Al llegar de vuelta al paradero se dio cuenta de que alguien en la vereda de al frente lo observaba fijamente. Tenía las manos en los bolsillos, la mirada en alto y un pie apoyado en la muralla de un edificio. Desde luego, la cabeza calva y el buzo deportivo, no le dieron la mejor impresión, así que desvió la mirada rápidamente. Se puso los audífonos en un intento de distraerse, y eligió una canción casi sin sacar el celular del bolsillo, con una precisión envidiable. Pero no pudo evitar notar que el tipo seguía allí, y que probablemente aún lo miraba. Y la micro, que aún no llegaba. Al cabo de unos minutos logró distraerse, sumido en otros pensamientos, hasta que pronto escuchó a alguien silbar muy fuerte. Pero cuando levantó la mirada, el tipo de al frente ya se había perdido entre las sombras. Y dónde estaba la micro, por la cresta.
Luego de vacilar un instante, decidió caminar, total, son sólo un par de cuadras. Durante el camino, sin embargo, se sentía observado, y aunque que buscaba con la mirada en todas las esquinas, no veía a nadie. Pero el terror no comenzó ahí, de pronto la canción terminó y con ello quedó sumido en el más profundo de los silencios. Sólo entonces se dio cuenta de que no había nadie cerca, que si no era la única persona en todo el mundo, estaba cerca de serlo. Y como si la mala suerte hubiera decidido jugar con él esa noche, su celular empezó a vibrar. El silencio que sólo rompían los autos a la distancia se vio destrozado por los ruidos escandalosos que el celular hacía. Tragó saliva, cerró los ojos y apuró el paso. Y no pasaron treinta segundos cuando el celular volvió a sonar. Y realmente rompía la atmósfera silenciosa.
Llevaba sólo cinco minutos caminando con los audífonos puestos, en silencio, pero a él le parecía como si hubiera sido toda una vida de opresión. Y somos jóvenes, tenemos que aprovechar mientras aún no nos cansamos de la revolución. En la vida hay dos tipos de personas: los que caminan con los audífonos puestos sin escuchar música, y los que toman riesgos. Él optó por tomar el riesgo. En un acto de coraje sacó el celular para revisar quién había llamado, y en eso, las luces de la ciudad se posaron en su rostro y lo cegaron por completo. Era el vehículo de la Seguridad Ciudadana, que patrullaba por el sector con las luces de la sirena prendidas. Al verlo se estacionaron y le llamaron la atención: “Oye flaco, acércate” le dijeron, “¿cómo se te ocurre andar mostrando ese aparato a esta hora? Después te lo roban y nosotros tenemos que partir a buscarlo”. Pero todas las revoluciones y primaveras acaban algún día. Él simplemente bajó la cabeza avergonzado, se disculpó y dio las gracias, y en un suspiro contempló todo lo que está mal con esta ciudad de mierda.
5 :
VIPPEADOR
: 25/02/16(jue)23:26:23
"Estaba comiendo un Churrasco cuando entró un hombrecito sucio y harapiento al local. Nervioso, sacó una pistola y apuntó a la cajera. No le exigió dinero, sólo le gritó tembloroso: "¡Deme un churrasco con papas fritas, ahora!". En seguida tenía su pedido listo. El hombrecillo contempló la comida con ojos brillantes. Dio las gracias y salió del local rompiendo en llanto y tirando el arma al suelo. Un caballero se acercó a ver la pistola. Era de juguete. Nadie llamó a los carabineros. El otro día lo vi en Pedro de Valdivia pidiendo monedas y lo saludé."
6 :
VIPPEADOR
: 26/02/16(vie)28:45:01
"Oye, pero esto es una humana."
"Fíjate en las orejas, es una elfo."
"Oh cierto, ahora sí me puedo masturbar."