Mi perro es literalmente uno de mis mejores amigos. No sé qué haría sin él. Puedo salir todos los días a la misma hora con precisa rutina, y aún así, se vuelve loco cuando llego, empieza a ladrar, a rasgar las paredes, a subirse y a bajarse del sofá y no para hasta que me langueteó la cara completa o hizo tira un cojín w. Por las noches se sube a los pies de mi cama y apoya la cabeza en mi pierna para dormir. Cuando estoy frustrado o enojado, si suspiro o si quiera si tengo cara de enojado se da cuenta al tiro y viene corriendo a moverme la cola, a ladrarme, o a pasarme su pata como diciéndome "ya no te enojes, juguemos". Y cuando le hago cariño a otro perro en la calle se pone muy celoso y me ladra.

Y empezó a quererme así desde la primera vez que le di comida un día que se me acercó en el paradero y le tiré la tajada de jamón que tenía en mi pan con chancho. Con eso bastó para hacerse mi amigo más fiel y leal para siempre. Y nunca me ha puesto una mala cara.