A pasado una semana. Lo sepultamos el sábado anterior. Nada ha cambiado, a excepción de que mi vieja se ha vuelto más irritable y mandona que de costumbre. Toda esta semana hemos estado ocupados cancelando créditos y préstamos que mi padre había sacado y estamos planeando vender la casa.
En el velorio tenía tíos que no había visto desde hace años y tres de ellos me dijeron que yo era ya el hombre de la casa y tenía que tomar decisiones por el bien de la familia. Hubo dos tías (hermanas de mi viejo) que me regañaron por no haberme casado y que a mi edad ya debería estar acomodado en un buen empleo y tener familia. Algunos jefes de mi viejo se ofrecieron para "lo que se me ofrezca". Sería bueno ir el lunes a pedirles pega.
Puta baisano, siento un miedo y un sentimiento de incertidumbre. Siento que... siento que mi viejito lindo no debió haber fallecido.