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[Nada] Qué estás haciendo/Qué piensas/How are yuo: Parte XX (1001 respuestas)

361 : VIPPER 【CI=91】 : 04/12/18(mar)17:02:27 ID:HgaNjdkRF!

Hasta ahora, fíjense que invariablemente todo lo que se hace cuando hablamos de fascismo es plantear una respuesta proporcionalmente violenta, pero esto está mal por muchas razones. No por un discurso tercerposicionista que plantea mediar los problemas discutiendo, obviamente, sino porque existe una diferencia que aún no hemos comprendido entre una persona fascista y una persona con rasgos o actitudes fascistas. Estos problemas no se pueden abordar de la misma manera, porque entre las personas que presentan rasgos fascistas en la sociedad (el vecino evangélico, tu compañero de trabajo que habla mugres de los haitianos, tu amigo que hacía chistes de Daniela Vega por ser trans), versus las personas debidamente llamadas fascistas en la sociedad (el alucinadito picado a milico/karateka que tienen sus lecturas al día y está organizándose para difundir su doctrina) hay una diferencia de número enorme. Este es un hecho: los fascistas son una minoría muy, muy insignificante. Por lo tanto el peligro no son ellos, como pregonan los antifas, el peligro es el alcance que tienen sus ideas (aquí entra lo que dice >>359).

Cuando organizaron la marcha contra la ideología de género en Santiago hace unos meses los fascistas ni siquiera tuvieron que molestarse en difundir la actividad. Quienes más les hicieron propaganda, y de una manera formidable, fuimos irónicamente nosotros. Le sacábamos fotos a sus carteles para difundirlos en redes sociales, cuando lo que debimos hacer era arrancarlos simplemente. Los organizadores, por otro lado, aprovecharon esto para victimizarse y decir: "miren a estos intolerantes que no quieren debatir". Luego fíjense que en el cartel nunca explicaron que su marcha era una marcha dentro de otra marcha: quienes fueron realmente a movilizarse en contra de la ideología de género ese día habrán sido, cuando mucho, cuarenta personas. Pero eligieron el mismo día y la misma hora en que se iba a celebrar una marcha cristiana multitudinaria. Y previo a la marcha, se preocuparon de repartir sus carteles y banderas entre todos los asistentes (fanáticos religiosos), que convencidos por la retórica fascista abrazaron gustosamente una causa de la que no sabían absolutamente nada. Con esto lograron dos cosas: primero, se disfrazaron como más de los que realmente eran (los del MSP, a lo sumo veinte personas, se pararon frente a la marcha para las cámaras con su lienzo dando la impresión de ser miles) y con eso también nos confundieron a nosotros haciéndonos creer que eran más de los que realmente son. Y segundo, usaron la marcha como literal perraje: cuando llegaron los antifas a pegarles y tirarles piedras, guardaron el lienzo, se sacaron las poleras y se escondieron entre los religiosos, y así, los antifas quedaron como intolerantes que apiedrean a las viejitas de población que fueron a marchar con la congregación.

Así operan los fascistas. Son cobardes, traidores y mentirosos, pero terriblemente astutos. No cometan por un segundo la torpeza de creer que todo lo anterior fue casualidad: fue meticulosamente planeado. Y caímos redondito en su juego.

Por qué digo que estamos pensando esto mal: porque no nos estamos preguntando por qué estamos en contra del fascismo en primer lugar. Es bastante obvio, ¿no? Porque su doctrina promueve el nacionalismo, el conservadurismo, la intolerancia hacia los inmigrantes, hacia las diversidades sexuales, etc, y este programa está cuajando en los sectores más populares de la sociedad. No podemos ser tan ingenuos para pensar entonces que la solución es tan simple como atacar a los veinte o treinta tipos que hay detrás. La estrategia tiene que ser atacar esa intolerancia. Y la intolerancia, que se fundamenta en mitos raciales y retóricas derechistas, sólo se puede combatir con educación. No me malentiendan: si tuviera la oportunidad de ahorcar a uno de estos bastardos con mis propias manos no la pensaría dos veces, sólo digo que estamos cayendo en un error táctico cuando pensamos que la solución es una guerrilla que culmina con nuestra victoria, que es casi lo que plantean los antifas. Eso sólo va a profundizar la creencia de que nosotros somos los intolerantes porque estos cobardes tienen una capacidad formidable de victimizarse, y además, eso no va a eliminar esos mitos raciales e ideológicos, y como esos mitos van a seguir ahí, el fascismo va a resurgir. Una sociedad nacionalista que es intolerante es lo que tenemos que derribar. Y eso se hace erradicando actitudes y prejuicios weones que a veces nosotros mismos tenemos, en una palabra, con educación.

Los antifas tienen una historia nefasta no sólo porque han contribuido constantemente a agudizar el problema, sino porque en diversas oportunidades (como durante la Guerra Civil Española) mancharon sus manos con la sangre de sus aliados bajo el pretexto de derrotar al fascismo. No olvidemos quién fue el más grande antifascista de todos los tiempos.

Por último, hay que entender que el fascismo y el capital son dos caras de una misma moneda (también lo que comenta >>359). Aquí es donde nos distanciamos de los progresistas: porque es propio de los progresistas pensar que el fascismo es un enemigo que nace en la derecha. El capital no tiene nacionalidad ni posición en el espectro político, el capital sirve al mejor postor y los líderes que los progresistas levantan son, en el mejor de los casos, cómplices del capital. El capital no lo dudaría dos veces en recurrir al fascismo si peligrara su dominio. El movimiento antifa, a mi parecer, todavía no ha entendedido esta diferencia fundamental.
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