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Chile uno de los países más desiguales de la OCDE (9 respuestas)

4 : VIPPER 【CI=60】 : 12/01/19(sab)02:04:22 ID:88xxIbwWF

Un texto que desarrollamos con un grupo de estudios hace un tiempo sobre la desigualdad en Chile desde el punto de vista de los impuestos:

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Los impuestos en Chile
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En materia económica, los impuestos son tributos que los ciudadanos pagan al Estado para que este haga una contraprestación de ellos a la sociedad. Los impuestos pueden ser directos o indirectos, dependiendo de la base sobre la cual se gravan. Los impuestos directos son aquellos que gravan los bienes que posee una persona (por ejemplo, su salario). Los impuestos indirectos son aquellos que gravan la manifestación de los bienes que posee una persona (por ejemplo, los bienes y servicios que compra con su salario).

El Impuesto al Valor Agregado (IVA) es un impuesto indirecto que opera en la mayor parte del mundo. Fue implementado por primera vez a mediados del siglo XX y tiene la finalidad de gravar todos los bienes y servicios del mercado que el Estado regule.

En Chile, el IVA fue implementado en dictadura para contrarrestar el déficit fiscal que dejaría tras de sí la migración al sistema neoliberal en la década del 80. Su valor ha fluctuado mucho desde su implementación, fijándose en 1974 en un 20%, hasta 1990 cuando decae a un 16% (un valor mucho más razonable en el contexto latinoamericano). Si el IVA hoy se encuentra fijado en un 19% (entre los IVA más altos de todo el continente [1]) es gracias por los gobiernos de la Concertación: en 2003 el gobierno de Ricardo Lagos fijó el valor en un 19% para financiar el Plan AUGE, pero desde entonces no se ha vuelto a modificar. El Plan AUGE entró en vigencia en el 2005, y desde entonces los servicios públicos de salud (Isapre) han encontrado un formidable auto-sustento, haciendo innecesario el impulso monetario del IVA que necesitaron en un comienzo. Los gobiernos que siguieron al de Lagos pudieron haber reducido el IVA, o cuando menos, pudieron haber destinado ese superávit a sectores donde hizo falta en momentos de crisis, como a la educación en 2006 o la salud en 2014. Los sueldos de los parlamentarios (los más altos de todo el continente [2]) y sus despilfarros millonarios cada día, son financiados a partir del IVA.

En la década pasada, Chile suscribió a una serie de tratados internacionales que disminuyeron el arancel de importación (impuestos directos) a varias empresas internacionales [3]. Esto, sin un IVA tan alto, significaría una disminución agresiva de ingresos para el Estado. Esta es la razón por la que el IVA se mantiene en un 19%, para "promover la inversión externa en Chile", a costa, por lo tanto, del bolsillo de todos los trabajadores que pagan el IVA.

Además del IVA, el Estado se sirve de otros impuestos indirectos que se aplican a bienes y servicios, como la bencina, el tabaco, la harina, el azúcar, las bebidas alcohólicas y analcohólicas, etc. El impuesto indirecto a la carne es de un 5%, el de la harina es de un 12% y el del tabaco es de un 59%, por dar algunos ejemplos [4]. Es decir, la harina comerciada en Chile (el alimento básico de la canasta familiar) tiene un impuesto de un 31% en total (considerando el valor del IVA más el impuesto específico a la harina). Los impuestos específicos representan casi un 30% del recaudo anual del Fisco, y el IVA, por su parte, representa hoy en día alrededor de un 45% del ingreso anual para el Estado [5]. Es decir, sólo a partir de los impuestos pagados por trabajadores, el Estado percibe entre un 70% y un 75% de su ingreso anual. Estos impuesto son siempre pagados por el comprador y nunca por el vendedor, ya que el vendedor sólo paga el IVA como inversión y luego recupera ese valor invertido al vender el producto. El vendedor retiene el IVA hasta que es recaudado por el Estado, por lo que su rol es meramente mediador.

En Chile, los impuestos indirectos son especialmente perjudiciales para las personas de clase baja: si una persona gana un salario que bordea el mínimo, tendrá que destinar la mayor parte de su sueldo (si es que no la totalidad del mismo) al consumo: comida, vestimenta, electricidad, etc. Es decir, bienes y servicios a los que invariablemente se les aplica el IVA, y, por lo tanto, un mayor porcentaje de su sueldo será destinado sólo a pagar el IVA. En cambio, mientras mayor sea el sueldo de la persona, menor será la cantidad que tendrá que destinar al consumo, y por lo tanto, menor será el IVA que tendrá que pagar, y a la vez, mayor será la cantidad de dinero que podrá ahorrar. Con esta simple premisa nos adentramos en el siguiente punto: los ricos no pagan impuestos.
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