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Veni, VIP, vici
: 29/03/19(vie)11:05:23
ID:PglE2GBLF
Papirazo que leí por ahí:
>Tinder, herramienta despersonalizante por naturaleza, que mercantiliza y aliena las formas sociales de interacción, que separa al yo personal del yo digital. Tinder. Bueno, pues, partiendo de esa base, a mí me ayudó. Yo tenía relaciones sexoafectivas con personas que siempre estaban ligadas a mí de alguna manera (amigos de amigas, amigas de amigos de amigas, y demás uniones interminables). Tinder me ayudó a poner límites, límites que nunca antes había sido capaz de poner, me enseñó a practicar el consentimiento.
>Entiendo que no te vas a poner el sello de EMPODERADA por decirle a un chaval que has conocido por Tinder Ta’luego, pero quiero recalcar y resaltar su importancia, y justificarlo teóricamente, ya que estamos. El consentimiento es algo que no ponemos suficientemente en el centro de las relaciones, y cuando es con alguien que conoces y en el que confías y tu consentimiento se traspasa, mal, mal, fatal. Hay que ponerlo todo en contexto, estás con el/la amigo/a de tu prima y, claro, es un chaval majo, que mañana va a contar qué ha pasado contigo, ¿sientes presión? Pues claro. Y es ahí, en ese momento justo, cuando la frontera entre “lo hago porque quiero” a “lo hago porque es lo que tengo que hacer” entra en terreno pantanoso y ni siquiera tú misma, que estás viviendo ese momento, sabes dónde empieza una cosa y termina otra.
>¿Qué tiene que ver Tinder con esto? Pues en realidad mucho, porque Tinder nos ayuda a conectar con personas que nos atraen/gustan/molan, pero que no son de nuestro entorno. Lo que significa que no hay una presión por “quedar bien” o “ser simpática”. Puedes probar a ser TÚ MISMA. Una vez lo pruebas, claro que puedes volver al embrollo del consentimiento, pero ya sabes lo que es tener relaciones en las que tienes los límites claros, y volver atrás es mucho más difícil.