Personalmente no creo que el Estado deba ser garante de servicios o derechos porque cuestiono a priori la idea misma del Estado. Pero aclarado eso, paso a revisar lo que dices:

>En Venezuela la educación universitaria solía ser parte íntegra del cuidadano común, con una educación "gratuita" era difícil decir que no a la hora de estudiar, lo que causó una sobrepoblación de profesionales médicos, ingenieros que valen lo mismo que el culiao que atiende la caja de un supermercado.
En ningún sistema económico, socialdemócrata o liberal, las garantías del Estado son realmente gratuitas. Si el Estado quiere cubrir una necesidad, como la educación universitaria, no sucede que el presidente avisa al Banco Central para que impriman todo el dinero que se necesite para financiarla. La economía se desmoronaría si ese fuera el caso; el dinero es un ente vivo que fluye desde un sector de la sociedad a otro y está en constante movimiento. Lo que en realidad sucede es que el Estado toma excedentes de los impuestos percibidos en alguna área, o disminuye el presupuesto de otra área para destinar el excedente al servicio que desea cubrir (por ejemplo, reduce la compensación de los funcionarios públicos y con el dinero que sobra financia la educación). El Estado obtiene sus riquezas a partir de las contribuciones que los ciudadanos y las empresas pagan, y a partir de este dinero puede financiar distintos servicios para la ciudadanía. Cuando se requiere financiar algún servicio y no hay excedentes que tomar, muchas veces los Estados aumentan los impuestos.

Es decir, la educación nunca es gratuita, el dinero no se manifiesta desde el éter. La educación mal llamada "gratuita" es pagada por los ciudadanos y empresarios a través de los impuestos (en Chile, por ejemplo, los ciudadanos pagan el IVA y los impuestos agregados, y las empresas no pagan impuesto; y en Venezuela, muchos servicios públicos se financiaron con las contribuciones que las empresas petroleras pagaron desde que se descubrieron reservas de petróleo en ese país). Lo que sucede cuando existe gratuidad para los servicios es que no estás pagando dos veces por el servicio, y el dinero de tus impuestos no está yendo -directamente- al bolsillo de los empresarios que lucran con la educación privada y pública. Hay ejemplos muy tragicómicos de cómo opera esto en un sistema de economía mixta como el chileno, pero prefiero no extenderme mucho.