El verano se hizo un eterno mar de canciones cursis mal hechas y poemas hechos en noche de mosquitos, con letras que ahora me parecen.... letras de alguien que se atrevía ,dentro de todos sus miedos, a enamorarse.

El segundo año fue, bueno, parecido al primero solo que ahora estábamos más grandes, ya no parecíamos tipos de 8vo básico y ya estábamos acostumbrados a los quehaceres del liceo.

Seguíamos con las caminatas al término de clases. Traté y soporté durante semestre y medio no decirle lo que sentía, y es que de verdad era muy pendejo ww; en todos esos meses me pasaron cosas remarcables como cuando nos tirábamos bolitas de chispop (bolas dulces) y una de las mías cayó entre sus pechos; las salidas a solas por la feria después de las clases de reforzamiento en los sábados, vestidos como gente normal y más adulta...

Y llegó noviembre, y bueno, ya se me notaba hasta en las células de la piel que me gustaba.

Y ahora que lo pienso, la verdadera razón por la que no le decía todo es porque sentía y aún siento un extraño trauma hacia las mujeres. Y también tenía depresión severa, gracias a la básica, cosa que nunca me traté.

Me di cuenta del peso de ésto último ya en noviembre, pese a haber cargado con ello durante casi 3 años.

Una persona depresiva, dependiente y con mala imagen de sí mísma solo generaría mierda a su aldrededor a menos que supiera limpiar su propia mierda, cosa que no pasaba en mi caso. Temía decírselo a mis padres y que se sintieran jodidamente mal. Temía estar con ella porque al final yo era un sacowea que solo sabía llorar y hacer derivadas amateur, y tartamudear/ponerse ansioso frente a gente nueva.

Desarrollé un complejo digno de una peli de Batman ww. Todo esto mientras vivía en un estado cuántico entre decirle o no decirle. Era estar con ella, y pensar en mejorar, o ahorrarle toda la mierda de un niñato que no tiene amigos (en ese entonces creía tenerlos).

Y no sólo eso, pues ya tenía a una pretendienta que me seguía a todos lados, pero no me agradaba, más sí su grupo de amigos porque éramos muy afines, casi como primos, más de lo que era con mi grupo previo, demasiado.

Y entonces, llegó el día en que me dijo que yo también le gustaba, en forma de broma. Y ese grupo de amigos hacían bromas pesadas, y no siempre me sentí a gusto. Fue un zeitgeist orgásmico pero trágico. Muy trágico. Demasiado.

En un arrebato de alguien que se desprecia mucho a sí mísmo, llegué a pensar que solo iba a ser una carga para ella y que lo hizo sólo "por la diversión", e irracionalmente, me fui con la otra.

Al ir a tomar la micro al final de ese día, ví a la Catalina llorando mientras se iba por el camino donde íbamos.

Fue la peor decisión que tomé ese año.

2 días después, habían rumores de que un tipo de cierto curso trató de tirarse desde el último piso del liceo.

De ahí en adelante es solo un proceso de terapia, luna de miel de dos semanas con LA mujer risueña, que su recuerdo me atormenta con cada nuevo interés amoroso, y constantes recaídas y más mierda, hasta que *literalmente* las personas más cercanas a mí me pegaron un cachetazo por igual.

Después de eso estuve solo. Solo, ansioso, con relaciones amistosas con las que me reí mucho pero siempre me sentí raro y ahora veo y hablo poco; ganas y solo ganas de gritar weás o destruir el sistema, notas bajas, días y noches que parecían sueños sin término, días enteros con capucha para fingir ser algo y no odiarme más a mí mismo ni a nadie....

Entrando a la U se me aclararon varias cosas y ahora casi *disfruto* la soledad. Y es que tampoco es el fin del mundo, vaya. Solo que me preocupa estar evitando ese *algo*. Esas ganas de expresar afecto que ahora ni con mi familia ni mi perro siento.

Y en realidad todo lo anterior no fue hace mucho, pero me miro al espejo y me veo más viejo, arrugado y cansado de lo normal.

2/2

La noche es larga, baisa.

Piensa antes de hacer las cosas, pero siente. Nunca dejes de sentir. Puede que tu cuerpo olvide esa sensación por puros fantasmas y pajas mentales, pero siempre puedes seguir adelante.

Lloré desconsoladamente mientras escribía mi post, pero apreté volver sin querer y lo perdí.
No sé si llorar más o aliviarme porque mis quejas no alcanzaran sus cerebros.
De cualquier forma, odio sentirme tan vacío y desconectado de todo. Me llena de orgullo y pena ser una decepción, un paria imaginario que evoca risa entre la gente resuelta.
Ya no siento sinceras las palabras que escribo. Puta pantalla sucia y rota.
Me siento mal. No me gusta llamarle la atención a la gente, sentir sus miradas de interés o asco. No me gustan las expectativas porque soy incapaz de cumplirlas. Soy un fracasado con más suerte de la que merece.
Chao.