>>11Al final los individuos de izquierda mataron las ideas de izquierda. El olvido de Marx, la falta de matizar según contextos las socialdemocracias exitosas como Suecia, el olvido de la Democracia Cristiana en sus buenos tiempos, confundir keynesianismo y Estado de bienestar con socialismo, confundir socialdemocracia con comunismo y socialismo con anarquismo, olvido de las izquierdas renovadas post '89, por la invasión hasta lo indiscreto del mercado en las vidas particulares los individuos de izquierda se muestran como extremistas, tomar como [de izquierda] al lumpen sin causa, entre otras, hace que el coordinar una idea de base cristiana (la justicia y el amor al prójimo) no sea competencia al exaltar la eficiencia de una supuesta regulación automática y natural del mercado. Así es, no tiene cómo competir porque toda sociedad es manejada por élites reducidas y las recompensas pecuniarias particulares son demasiado satisfactorias como para que esas élites cambien esa forma de distribución. Pero el chiste es que ni siquiera es la distribución. Oye, el problema con el 10% de las aefepés es una vigencia de Marx en el más pleno y solemne sentido: no pedimos que nos subsidien mediante la emergencia de un favor, sino que se pide QUE DEVUELVAN LA PLUSVALÍA, o sea la plata que, siendo de los cotizantes, es acaparada por el capitalista de turno, ascendido como tal justamente por ese escamoteo. Ni siquiera he escuchado por parte de la derecha defender el argumento siguiente: supuesto el valor más preciado la propiedad individual, se vuelve plausible el exigir lo que es de uno, la pensión en este caso.
Un problema agregado en Chile es que todo el sistema económico pasó de mero aparato utilitario a infraestructura cultural chilena, puesto que, como es sabido, en Chile se inició este sistema económico. No quiero se majadero con lo siguiente, pero tipos como Axel Kaiser y su hermano no exaltan el libremercado por considerarse afín a sus ideas, sino que ─y este ejemplo lo doy para hacer notar la profundidad de los efectos culturales de tal economía─ como vía indirecta de un nacionalismo imperativo y paródico dado por su situación genealógica personal que de alguna manera les haría querer larpear de prusianos ansiosos por reconocerse según su Nación. Dicen: [dado que soy del sur y tengo apellido alemán, entonces es necesario que encuentre algo en este país que me haga recordar parte del estandarte de la cultura alemana clásica (el romanticismo y nacionalismos en este caso ─al nazismo hay un solo paso ahí), y como soy joven y lo único que me marca coyuntural y mundialmente es el legado de Pinochet, encuentro mi chilenidad en su acontecimiento del neoliberalismo].