"Cuando te encuentras con gente extremadamente online, esperas que al menos hablen. Las mejores personalidades de Internet se muestran agudas y divertidas en la red y poseen una fluidez digital natural que transmite cierto grado de habilidad social. Aunque no sean necesariamente normales, cabría esperar que los que más postean fueran genios antisociales: mentes brillantes atrapadas en cuerpos torturados, liberados en la línea del tiempo. Pero en persona, miran fijamente al frente, sacan sus teléfonos y te muestran sus agudos y divertidos comentarios de Internet, y luego encuentran la manera de terminar la conversación rápidamente si no tienes suficientes seguidores mutuos."

"Cuando se navega lo suficiente, es fácil creer que el contenido que se consume es sólo un fragmento de la vida real, un atisbo de algo más grande detrás de la pantalla. Pero detrás de la mayoría de los contenidos en línea hay un niño con un caso grave de cerebro de Twitter, sacrificando un pedazo de su humanidad a cambio de influencia digital. Cuando volví de Nueva York, cerré la sesión de Twitter en mi ordenador y borré la app de mi teléfono. No quiero parecerme a esa gente. No quiero ser una persona de Internet."

"Todos estamos más conectados que nunca. Y cuando vives en Internet, los internautas son los que mandan. Ellos crean los memes y acuñan los neologismos que se convertirán en el discurso dominante dentro de cinco años."

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