>>14 Adhiero a esta idea, que probablemente me escribí a mí mismo. Una actividad motivante. Difusos son los inicios, pero los finales son nítidos y llenos de datos. Pocos lo saben, pero en una antigua fiesta de disfraces, un muchacho disfrazado de Condorito, que se encaminaba a una fiesta de disfraces, fue incinerado con disfraz y todo. "¡Exijo una explicación!" bramó hasta consumirse. Había unos maléficos pacos pirómanos que organizaban fiestas de disfraces para incinerar a la gente que acudía disfrazada a la flamígera emboscada.
Entre éstos concurrentes desprevenidos, un hombre gordo, disfrazado del "Oso Carolina" también corrió tan adversa suerte. Tiempo después, su espectro intentó sin suerte asustar a los pacos pirómanos, que después de trescientos sádicos crímenes fueron degradados. Sus últimos días se apagaron en tibias villanías, humectados en vino en cartón, apestando a "miados" [SIC].
Cambio de plano: El pérfido Doctor Güero, en su laboratorio andino, empezó a experimentar con ectoplasma y androides. Con un quimérico emplasto de huesos, Resistol y muchos colores, invocó al espectro del gordo furro y lo aisló en un acuario de formol y tetracarabinol. Bombardeó a la mucosa entidad con zucaritas de Kellogg's. Luego, con aceite vegetal hidrogenado y jarabe de maíz de wea fructosa, procedió a engrosar el volumen del fantasmático espécimen. El hiperbolizado ente del más allá se había vuelto corpóreo y putrefactible: lloraba y pedía la muerte.
Y cuando pensó que nada podía ser peor, llegó una nueva canción de Shakira y Bizarrap. El Doctor Güero intentó cancelar la radiotransmisión, pero la IRRADIACIÓN PERPETUA ILIMITADA atravesaba los muros de plomo que revestían el laboratorio andino desde una plaga de satélites capitalistas chinos.