De todas formas, FURRO OBESO notó que las ideas claras proceden de una mente clara. Se masturbó con Marie Kondo en una puesta en escena de la INTELIGENCIA ARTIFICIAL ILIMITADA, donde su rostro era incrustado en la épica cinta de Piper Perry con los robustos "mandingos" que la escoltan en un sofá. Y allí arribó al axioma que pregona que "la simplicidad no es un punto de partida. Es un punto de llegada". No podía generar algo digno de ser leído por mera yuxtaposición de referencias. Un pastiche incoherente carecía de propósito y belleza. Yo quiero estar de la cabeza.
También la gordofobia iba en aumento. Nada era más fácil que engordar y deprimirse y comer y engordar en un inútil barajar de los naipes de la vida en Occidente. Otro año con la consabida película de Spiderman, esta vez con el Spiderman cabeza-de-pañal contra su doppelganger cabeza-de-termo. Pero uno y otro eran la otra cara de la moneda. Pero era la misma moneda. Una cosa se volvía su opuesto, así como la noche se hace día. Todo era cíclico y predecible, y sin embargo, otro año de tropezar con las mismas piedras. Los mismos políticos fraudulentos. Las mismas compañías en trabajos estancos. A lo mucho aparecían nuevas drogas, o la gente se injertaba chips que reproducían hologramas en el aire... hologramas de mensajes de audio interminables y publicidades estúpidas de dildos y masturbapingos. En mi época (momento boomer) nosotros los vetustos jóvenes nos masturbábamos con las manos, como los chimpancés. Hojeábamos revistas con una sola mano y con la otra nos frotábamos la polera de carne que envolvía nuestra cabeza inferior. Nos serenaba esa reiterativa maniobra. Nos devolvía la compostura. Nos equilibraba. Quienes no podían efectuar tal "luna de miel en su mano", devenían sátiros impenitentes que, tras violar a alguna joven vecina, eran linchados por una frenética turba barrial. Eso transcurría en Fondo de Bikini. Por eso decía el cangrejo: En el mar, la vida es más sabrosa.