La verdad es que me siento hipócrita cuando tengo que decirle a las infancias que no a las drogas. La verdad es que le encuentro la razón a mucha gente straight edge y su discurso antinarco, pero de verdad amo la droga. Sé que mi relación dista demasiado de los casos de riesgo, de la gente que pierde su vida, de las infancias destruidas, de los narcos feudales de poblaciones de alto riesgo, de las amistades arruinadas, de los sueños olvidados. Entiendo que el narcotráfico es sólo otro brazo del capital, que mantiene al mundo entre sus redes. Entiendo que antes de ser prohibidas, muchas drogas se utilizaban en conjunto al mercado y la salud pública. Entiendo lo problemático de mi consumo.
Pero la verdad es que cuando me drogo soy mejor.
Odio menos, hago más.
Siento, no pienso.
Y lo que siento no siempre me gusta. Pero lo integro, lo hago parte de mí y lo supero.
Y eso no lo he podido hacer sin drogas.