Quienes no hayan tenido el placer de leer Alicia en el País de las Maravillas y Alicia a través del Espejo, pero sí vieron alguna de las adaptaciones al cine, tienen sólo una idea en bruto del inmenso genio de su autor, Lewis Carroll. La capacidad que tenía Carroll, y no sólo creativa, sino para metaforizar elementos de la época victoriana, caricaturizarlos e insertarlos en una historia completamente vanguardista son prueba de su genio. Alicia, como personaje, fue una de las primeras protagonistas femeninas de la literatura inglesa, y rompe con todos los esquemas al caracterizarse por ser racional, tenaz y valiente frente a un mundo irracional, incoherente y demencial. El libro además mezcla elementos de la prosa (por ejemplo se tiene la famosa "cola de ratón" que Lewis tuvo que mandar a tallar en una lámina de cobre para poder imprimirla en el libro
https://i.imgur.com/8cdIao9.jpg) y tiene un nivel de detalle tal que se puede considerar una obra maestra. Sin ir más lejos, Carroll tuvo que elegir con pinzas al autor indicado para hacer las ilustraciones del libro, y fue el talentoso Tenniel quien ideó el aspecto de los personajes icónicos que Disney caricaturizaría más tarde (
https://i.imgur.com/QJ621WI.png).
Lo que no mucha gente sabe es que el personaje de Alicia de hecho está basado en una persona real. Y la historia del País de las Maravillas está basada en una anécdota real. La gente que le conoció recuerda a Lewis como una figura muy introvertida y conservadora. Se sabe que vivió varios años de su vida en el claustro de una iglesia-universidad, donde estudiaba matemática y lógica, y daba lecturas del mismo tema. Durante un período de su vida se hizo amigo de Henry Liddell, el director de la iglesia y escuela donde estudiaba, y con el tiempo desarrolló una particular amistad con las tres hijas de este señor: Lorina, Edith y Alice. En especial con esta última, con quien se fotografió en más de una ocasión (Carroll muy rara vez se fotografiaba a sí mismo pese a ser un fotógrafo de profesión), fotografía que pasó a la historia por su naturaleza controversial (
https://i.imgur.com/7xA2eb9.jpg). En efecto, en esta fotografía Carroll besaba labios de la pequeña Alice, quien entonces tenía alrededor de diez años. En otra fotografía que data de la misma época, Alice aparece en paños menores enseñando sutilmente uno de sus pechos (
https://i.imgur.com/zSibshr.jpg).
En defensa de Lewis Carroll, se sabe que en vida tomó decenas de fotografías de niñas completamente desnudas. Pero esto no era una práctica extraña en la época victoriana: es sabido que varios fotógrafos de aquel entonces fotografiaban niños desnudos. Lo cual no es tan difícil de entender: el cuerpo humano una representación de belleza para muchos artistas, y la inocencia de un niño puede ser la máxima representación de belleza posible del cuerpo humano.
Sin embargo, leyendo la correspondencia de Carroll y su diario de vida, se puede observar que escribía con palabras muy altas sobre Alice. Su tátara-nieta así lo confirma hoy en día: Carroll estaba perdidamente enamorado de Alice, un amor que desde luego tuvo que reprimir (pese a que la edad de consentimiento en aquella época eran los 12 años de edad) pues Carroll era una figura de todos los ideales y modales de la época. Y se sabe también, de acuerdo a su diario de vida, que en cierto momento perdió contacto con los Liddell por razones desconocidas, poco antes de publicar su obra maestra, y antes de comenzar a escribir la continuación de este libro. Lewis Carroll pasa entonces a ser parte de su obra: se convierte en el mártir que, en ánimos de no perder a su musa inspiradora, escribe historias de Alicia para convertirla en un elemento presente durante toda su vida.
Una historia de amor, ni por asomo políticamente correcto, pero de amor verdadero.