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Desde niña sintió que estaba condenada al segundo lugar. Su hermano mayor siempre elegía primero lo que iban a ver en la tele, año tras año sacando el segundo lugar en las premiaciones de fin de año y hasta con su primer amor, cuando éste le confesó que ya había estado con alguien más antes de conocerla. La vida se le adelantaba y no había cómo cambiarlo, simplemente estaba condenada. Nacida para segundear, no le quedaba más que hacer que postear lo mismo, una y otra vez, en cada hilo que encontrara.

Santa Claus le trajo cáncer para navidad, y nunca en su vida fue tan feliz, sin duda el mejor regalo que le pudieron dar, ya no tiene que preocuparse por nada, ni por lo que hará mañana, ni por su futuro, ni por lo que dice, ni por sus temores, porque en cualquier momento podría caer muerto. Las noches las ve más hermosas que nunca, cuando las estrellas se reflejan en la botella y el humo de la hierba sube como nube por los postes de luz, mientras las risas, las bromas y la música amenizan el ambiente, y corren todos por el parque gritando y riendo, y de beso en beso se van uniendo, de dos en en dos o de tres en tres, todos los adultos que por la noche, una vez más, niños vuelven a ser. Nunca pensó sentirse tan libre, y en su mente sólo pueda pesar: "gracias por el cáncer Dios, Satanás o quien sea".

Cuando despertó, el troll todavía estaba allí.

Todos los aprendizajes básicos de la infancia, leer, escribir, sentir curiosidad por todo, lo hizo con una computadora. Las novedades del nuevo milenio condenaron al pobre niño, a tan corta edad, a encontrar la satisfacción de descubrir lo que quisiera con unas cuantas pulsaciones en el teclado y un mísero clic, seguido de un par de minutos de paciente espera, como esperar a un bibliotecario a buscar un libro que se le pregunta, creyéndole tempranamente que todo es fácil y no requiere esfuerzo.
De tanto encontrar y tanta información, al pequeño explorador se le dio de no buscar más, su sed de descubrimiento se apagó al cabo de tres años de excesivo uso de aquella ruidosa computadora. Ese mismo día, apagó la infama máquina y no supo qué más hacer en todo el día, el pobre se sumergió, sin siquiera saberlo, en una crisis existencial.

Este lo escribí hace tiempo pero como no creo que se lo llegue a mostrar a nadie, nunca, lo posteo acá mejor:

Volás como piojo, se encuentran en la habitación de una de las dos, la cual es lo suficientemente espaciosa como para que quepa la cama de la joven y aun así quede suficiente alfombra para que dos personas puedan estar echadas en el piso sin necesidad de que estén a una distancia increíblemente cercana. Están escuchando un disco aun cuando está en un volumen casi imperceptible, por suerte la casa se encuentra vacía, sin contarlas a ellas claro está, lo cual hace que escuchar música encerradas en la pieza sea increíblemente fácil. Hace un par de canciones que no han emitido sonido, se concentran mucho en la letra de las canciones y en la melodía de los sonidos cuando empiezan los solos. El silencio es interrumpido por una de las dos:
-Sabes?
-Qué?
-Estaba pensando en que si dejáramos de hablar de un día para otro por cualquier razón, yo ya no tendría a quien contarle mis cosas o con quien echarme a escuchar música en un evidente estado de toa-volá-tres
-Ya, pero-
-No, pero no estaba pensándolo en un tono paranoia o inseguridad, sino que estaba pensando en que si eso llegara a pasar tú tampoco tendrías con quien hacer todo esto. O sea, tenemos amigos y familia y conocidos y redes sociales pero no me sentiría cómoda invitando a, no sé, cualquier persona a hacer estas cosas o a conversarle de las cosas que, ahora que lo pienso bien, en realidad a nadie le importan, sólo a ti. Y a mí todas tus cosas me importan sólo a mí, o tal vez hayan otras personas que en realidad sí les importen nuestras cosas pero no están en un estado de reciprocidad como éste. No sé si me entendís.
-Sí, sí, caché todo
-Ya, entonces estaba pensando que todo eso, en realidad era súper triste. Es como perder el único foco de luz y luego volverse completamente ciego, es estar en completa desconexión con otro ser humano, otro ser vivo (si es que no amas a tu gato). Y eso no es lo peor, sino que lo que más me interesaba pensar era sobre si esta sensación la tendré sólo yo y tú o si a todas las relaciones sociales del mundo, a todas las personas del mundo, les habrá pasado algo así en algún momento de sus vidas antes de morir.
-Es como estar en un fondo negro gigante, estirando los brazos, desesperada, y no poder tocar absolutamente nada.
-Es como estar en el agua y no saber nadar, dándote cuenta de que la cantidad de agua jamás para, jamás se acaba cuando miras hacia abajo.
-Es como cuando uno se va en una volá muy paranoica con la yerba y el mundo parece la hueá más hostil que pueda existir en este plano de realidad.
-Es como cuando una era chica y a veces se ponía a pensar en el mundo y lo mierda que era, lo malo que es el sistema culiao y que lo único que podía aliviar esa angustia que te generaba era llorar.
-Es como cuando una ya no es chica y a veces aun se pone a pensar en el mundo y lo mierda que es, lo injusto, lo inhumano que es este sistema culiao y que lo único que puede ayudarte a contener toda esa rabia es llorar.
-¿Te acordai cuando te llevaron detenida en la marcha?
-Sí, también me acuerdo que me tuviste que esperar casi toda la tarde y que nos fuimos juntas y tomamos once y vimos una película que no me acuerdo cual era pero que nos gustó mucho porque estuvimos toda la semana tirando un chiste que se te había ocurrido y que me dio un ataque de risa. En realidad no era un chiste, me acuerdo que fue una observación, pero lo dijiste con un tono tan tuyo.
-¿Veamos una película?
-Uh, ya, bajé una que me tinca caleta
Y los ojos se encuentran y levantan con el mismo esmero con el que después se acercan.

Hermano mío eso está para BaIzine.

Sería un honor aportar a la BaIzine (acredítenmelo con un seudónimo pa que mi ego esté tranquilo eso sí), aunque ese hilo está todo muerto.

Entender que alguien puede sacarse el cráneo y lanzarlo lejos, no demasiado, cerca de unos metros donde se encuentra esa laguna que flota encima de una moto, es bastante fácil, son cosas que suceden con frecuencia, pero lo que aquel profesor universitario no podía comprender a cabalidad es como alguien puede desprenderse a sí mismo de un pedazo de uña, cada vez que eso pasaba, aquel profesor se esforzaba de manera frenética y un tanto neurótica a encontrar ese pequeño pedazo de uña para comérsela, práctica similar cometen aquellos fanáticos de la sandía que sólo comen el pedazo más jugoso. Pero luego de lo sucedido el profesor se desprendió de varias partes, como de los vellos de las manos y de su defectuoso lóbulo frontal, para aferrarse rápidamente a aquellos muebles que estaban al interior de un local de comida rápida, los locatarios no podían entender a aquel profesor que atropellaba el asfalto y aplastaba sus zapatos con sus pies, pero sobretodo no se entendían las formas frenéticas de meter ruido, como si crear ondas o partículas mediante el desprendimiento de cejas de parte de una olla compuesta de silicio, manganeso, manga-eso, manesoga y un pedazo de almohada fuese a solucionar el problema que tenía el profesor, su problema eran sus frenéticas formas de meter ruido.