Simone de Beauvoir dijo una vez: "no se nace mujer, se llega a serlo".

Este es un dato interesante: ¿sabían que originalmente el día de la mujer celebraba específicamente a la mujer obrera? El hecho de que hoy en día hayamos omitido esta última palabra muestra precisamente cuál es el problema fundamental del feminismo: ya no diferencia entre mujeres obreras y mujeres burguesas. Porque, ¿por qué una mujer burguesa va a merecer los mismos derechos y va a luchar por las mismas causas que una mujer obrera? Cualquier burgués es un enemigo de clase, y su sexo no hace la diferencia. El hecho de que las feministas gringas reclamen porque "hay muy pocas gerentes mujeres" ejemplifica bien en lo que ha degenerado el feminismo progresista: da lo mismo si es hombre o mujer, un gerente es un enemigo de todas formas. Y eso es algo que el feminismo contemporáneo, progresista y liberal no entiende.

No siempre fue así de todas maneras: en sus orígenes, el feminismo estaba íntimamente relacionado con los movimientos obreros. Así, las feministas jugaron un papel fundamental en las revoluciones sandinistas y zapatistas, así como también en la Guerra Civil Española. Luego de la caída del Muro, sin embargo, cuando triunfó el revisionismo y todas las llamas revolucionarias del mundo se extinguieron a la par, cayó para siempre también el feminismo. Todo lo que le sucede es una degeneración dispersa que habla de lo más rancio de la sociedad moderna.

Aún así yo me siento feminista por una simple razón: sigue existiendo la lucha de clases, si bien los procesos de explotación capitalista se han modernizado y hoy se disfrazan en salarios no tan precarios y en jefes buena onda, la explotación obrera sigue siendo un problema. Por eso yo celebro a las mujeres, pero a las obreras. Como a tu madre quizá, ciertamente a la mía: una mujer que ha sufrido infinitos reumatismos silenciosos trabajando en el tequio de la oficina durante 30 años, y que además tuvo la sabiduría para criar un hijo con todo el amor y la paciencia que una madre le puede entregar a un hijo, y dedicarse diligentemente a las labores domésticas. Yo pienso que tú también deberías celebrar a esas mujeres: a las que barren en la calle desde la madrugada, a las que venden en la feria y tienen más fuerza que uno para cargar cajas, a las que trabajan en centros sociales y juntas de vecinos, etc. En otras palabras, a las mujeres que llegaron a serlo, no a las que nacieron mujeres.