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Nocturno de Chile, de Bolaño, fue su novela más difundida, incluso más que Detectives Salvajes, hasta 2666. Como la mayoría de las novelas de Bolaño, está escrita en una narrativa muy lírica (Bolaño era un poeta antes que cualquier otra cosa), y trata sobre la dictadura pero no desde la perspectiva de un triste Bolaño que volvía a ver a su país en ruinas luego de un largo exilio, ni tampoco desde un punto de vista combativo como Lemebel, sino desde una perspectiva aún menos convencional: la de un colaborador intelectual de la dictadura. En palabras del propio Bolaño:

«Un intento fallido de amnesia donde todos somos iguales, las sombras inocentes y los brutos malévolos, los personajes reales y ficticios, es decir, donde todos somos víctimas, solo que de una forma indolora (...) [También trata] sobre el efecto del tiempo en las historias, sobre el lento progreso del olvido, que es una de las formas de la ocultación hacia la que con más gusto y puede que con más justificación tendemos.»