Creo que varios marxistas caen a menudo en la trampa de pensar que, dado que las circunstancias en las que se encuentran las personas están condicionadas y son generadas por el capital, las personas están *dirigidas* por el capital. Existe una suposición de que todos los que superan cierto nivel de notoriedad tienen un controlador. A veces la gente hace llamadas desde arriba, pero la verdadera solidez del capitalismo -y esto es lo que el análisis obvia- yace en cómo puede inclinar los intereses individuales de la gente hacia él *sin que sean muy conscientes de ello*; la voluntad del todo/la parte se mantiene.

El capitalismo no opera a través de un sistema de direcciones y mandos sino a través de un sistema de incentivación y desincentivación; es un complejo esquema de gestión de flujos, todo un código social basado en la cooptación de grupos de interés y así es *exactamente* cómo el capitalismo se vuelve imposible de desafiar en las regiones donde está más desarrollado; a lo largo de su desarrollo acaba por señalar *exactamente* lo que constituye el deseo de su sujeto, y ofrece salidas *exactamente* según ese deseo.

¿Estás enfadado por la injusticia social? Aquí hay una organización sin ánimo de lucro a la que puedes unirte; aquí hay un partido político legal; aquí hay un montón de formas en las que puedes *sentir* que estás luchando contra ella, todo ello mientras tu voluntad se dirige en una dirección que el propio capital puede utilizar fácilmente para su perpetuación.

El capitalismo en su forma más desarrollada, excepto en casos extremos y (muy importante) hacia los que están en su periferia, sólo necesita un pequeño cuerpo de manipuladores reales para el estado; todo lo que necesita es tener un montón de zanahorias y palos, y la gente consentirá a todo ello.