>Así zarandeado, el individuo, en lugar de satisfacer su única función en el mundo, se agota y se frustra en el esfuerzo de realizar metas autocontradictorias. Pues ahora es ampliamente definido como una persona separada, atrapada en un universo irracional, indiferente y ajeno; su principal objetivo es imponerse al universo y conquistar a la naturaleza. Esto es palpablemente absurdo, y, desde que el objetivo nunca se consigue, el individuo es inducido a trabajar y vivir por un futuro en el cual el imposible tendrá lugar por fin, sino para él, por lo menos para sus hijos. Estamos, entonces, criando un tipo de ser humano incapaz de vivir en el presente, es decir, incapaz de vivir. Pues, a menos que uno pueda vivir plenamente en el presente, el futuro es una engañifa. No hay gracia alguna en hacer planes para ese futuro que uno nunca podrá disfrutar. Cuando sus planes maduren, usted estará viviendo aún en función de otro futuro, más allá. Nunca podrá sentarse con satisfacción total y decir: «¡He llegado!» Su educación lo ha privado de esta capacidad, porque lo ha preparado para el futuro, en lugar de ayudarle a estar vivo ahora. En otras palabras, usted ha sido hipnotizado o condicionado por un sistema de procesamiento educacional organizado en escalones, supuestamente conducentes a un último Éxito. Primero el jardín de infancia o el parvulario, luego los grados de escuela elemental,
Esto fue escrito en los años 60...