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La NASA es una de las pocas instituciones en el mundo capaces de planear proyectos ridículos y tener el permiso para ocupar todos los medios posibles para concretarlos, para luego acabarse el presupuesto antes de siquiera empezar debido a las infinitas correciones del plan original. O por lo menos eso tengo claro, ya que esa ha sido la constante en su proyecto para enviar una nueva misión a la luna, lo cual es una vergüenza considerando que lo mismo fue logrado en la década de 1960 con computadoras levemente superiores a una calculadora de bolsillo.