No sé, ¿sería tan malo si le diéramos salida soberana al mar? O sea, no se trata de cederles toda Arica y Parinacota, pero por ejemplo, yo creo que lo justo sería algo así:
http://i.imgur.com/pyEu2Og.jpg
*las líneas blancas son los actuales límites, al este con Bolivia y al norte con Perú.
Ahora bien, lo que marqué en rojo es un río que pasa por ahí, que está a unos kilómetros al norte de Putre y Arica, ciudades que dejé dentro de Chile (estas son las últimas localidades chilenas pobladas hacia el norte, más allá no hay nada, sólo pampa, no perderíamos nada más que unos 40-70 kilómetros de largo de puro desierto). Lo que marqué en amarillo es lo que podría ceder Perú y podría ser más (sólo se perdería Santa Rosa que es un poblado fronterizo con fines de Aduana, así que prácticamente nada tampoco). Esas tierras no sirven para nada porque no se puede practicar agricultura, ni se pueden habitar (son lugares altiplánicos y más abajo es puro desierto, no hay ríos cerca). Si los cediéramos, probablemente no afectaría en nada a la economía local.
Ahora, por qué estoy a favor de cederle mar a Bolivia. Más que nada porque no pienso que el mar sea chileno, es decir, con la Ley de Pesca, la gestión de Lagos y Zaldívar sobre el mar, y sabiendo que es el grupo Angelini quien acapara casi todas las ganancias que produce el sector pesquero chileno, y no el Estado, me parece absurdo seguir considerándolo como nuestro. ¿Para qué es nuestro? ¿podemos desarrollar pesca en él? No, porque la pesca artesanal en Chile es dedicarse a la pobreza. ¿Entonces para qué? ¿para ir a bañarnos? Incluso si toda Arica y Parinacota fuera Boliviana aún nos podríamos bañar ahí, pero en el caso que yo propongo, esto ni siquiera se daría porque la fracción de tierra y mar que podríamos dar está completamente desocupada.
Ahora, yo estoy haciendo un análisis objetivo del caso. No me trago para nada el cuento de "la hermandad latinoamericana", ni tampoco el de "el mar que ganamos con nuestra sangre", pero estoy de acuerdo en que Chile debería cortar los tratados latinoaméricanos porque estas cuestiones debiéramos ser capaces de resolverlas con la cabeza fría. Lamentablemente nuestros gobernadores son tan xenofóbicos como el pueblo chileno en general lo es hacia los peruanos y bolivianos, y por ello, lo que sí creo firmemente, es que este tema se está gestionando muy,
muy mal. De hecho me da vergüenza ajena que lo hayan llevado a una corte internacional en la ciudad que nació René Descartes, porque nuestros gobernadores no son capaces de dialogar, de analizar la situación, de sentarse a conversar realmente, y ni siquiera lo mínimo, que es de hacer plebiscitos para ver qué quiere la población. En cambio se dedican a hacer esas campañas nacionalistas hueonas con figuras muy convenientes como Lagos y Piñera (no sé si reír o llorar). Y lo mismo para Evo, que más que un presidente, a estas alturas es una figura rídicula que promueve el nacionalismo y la xenofobia, bajo la hipócrita bandera de "la hermandad latinoamericana". Cuesta creer que en pleno 2016 estas cosas se estén gestionando de esta manera.