>>5Uno de los problemas que le veía a mi idea original es que inevitablemente esos enclaves se convertirían en nidos de pedófilos, por lo cual debería haber un control muy estricto sobre quienes trabajan allí y cómo se desempeñan en su labor de formadores. Si no, tendremos una masa de gente sexualmente traumatizada y los enclaves se convertirán en Colonia Dignidad 2, y así volvemos al ciclo del flaiterío (los traumas sexuales por violación dejan como secuela la jerarquización sexual -típico en los casos de abuso infantil-). Una solución podría ser la de tener un plantel conformado únicamente por mujeres, pero eso no asegura que no habría casos de abuso sexual, sólo reducimos el tipo de trauma sexual.
Sin embargo, en el mundo real han existido experimentos de este tipo exitosos, como lo fue la Bauhaus en Dessau, en el cual los estudiantes vivían de manera apartada de la ciudad en pequeñas comunas donde compartían sus recursos. No es de sorprenderse que la mayor parte de los alumnos de la Bauhaus hayan terminado siendo arquitectos y diseñadores importantes y socialmente responsables (la famosa escuela alemana racionalista). Esto puede dar un poco de esperanzas, pero hay que tener en cuenta que la Bauhaus era una escuela de educación superior que admitía alumnos de 16 años en adelante. Sin embargo, un proyecto de esta clase puede ser arruinado políticamente si se trata de una iniciativa estatal, tal como ocurrió con la Bauhaus.
>Por ejemplo si en un partido de fútbol hay desmanes por las barras bravas, ambos equipos deberán hacerse responsables no sólo de limpiar los destrozos, sino que además de que ambos jugarán su siguiente fecha sin público, como aliciente a un buen comportamiento. Me parece una excelente idea, pero el problema radica en que los equipos de fútbol son corporaciones tremendamente corruptas, y reciben dineros de las mafias que operan tras las Barras Bravas, que en realidad son caretas para los narcotraficantes. Si se llegase a plantear una ley así, no dudo que ciertos políticos con intereses en loc clubes deportivos (como cierto presidente que yo conozco) se opondrían con dientes y uñas, por lo que el apoyo ciudadano y la presión ejercida por éste sería indispensable.