>>10Lo que no estás tomando en cuenta es el contexto, sino todo esto se transforma en una discusión meramente ideológica que no tiene nada que ver con la realidad. Sí, todos estamos de acuerdo con luchar, las marchas, las tomas, sabotear el sistema, etc. ¿Pero qué tan útil es todo esto en un contexto como el presente?
Luego de la caída del muro y con el revisionismo sentando sus bases en los cimientos del "mundo libre", el objetivo de la izquierda, la liberal, deja de ser acabar con el capitalismo y pasa a ser vivir en armonía con él. Pronto, incluso los partidos socialistas y comunistas se suman a esta tarea. Mientras tanto, la izquierda más revolucionaria, reivindicando los viejos símbolos de las revoluciones socialistas, se dedica de lleno a la tarea de educar a la población con la esperanza de poder alcanzar algún día la sociedad comunista nuevamente. Fallan, sin embargo, en este cometido, porque todo este proceso de liberalización transforma la manera en que los individuos entienden el cambio político, y los símbolos comunistas y socialistas pasan a ser tenidos como elementos de un pasado muy remoto, arcaicos, impropios de nuestra época. La respuesta ya no es desmantelar el Estado: es transformarlo. La respuesta ya no es asesinar a los líderes: es votar por otros líderes mejores. La respuesta ya no es expropiar tierras: es negociarlas. La respuesta ya no es tomar lo que te pertenece por la fuerza: es por la vía pacífica, el voto y el diálogo. Y aún si logras infiltrarte en el Estado, habrán otros veinte Estados al lado tuyo que intentarán sabotearte. Es lo que sucede con Venezuela, por ejemplo.
Están también los que luchan por sus derechos en la calle y de vez en cuando consiguen un decreto de ley a su favor. Estos, sin embargo, son una mezcla de izquierdistas liberales y revolucionarios, carentes de toda organización. Son de naturaleza reaccionaria: no tienen un objetivo, y si lo tuviesen, no cuentan con la organización para alcanzarlo, sólo se dedican a reaccionar a casos de corrupción e injusticia social, con manifestaciones y otras formas de descontento. Pero no pretenden de modo alguno transformar el sistema: sólo parcharlo, compatibilizarlo, hacer más ameno el vivir en él.
Sí, sabotear el sistema y desmantelar el orden capitalista es lo ideal, ¿pero es posible en este momento? La izquierda revolucionaria carece de números y son los mismos 10 o 15 de siempre por organización. A la gente no le interesa apoyarlos, mucho menos leerlos o escucharlos. Los ven casi como religiosos predicando, nostálgicos de la Unión Soviética, y no tienen interés en optar por vías tan "radicales" y "extremistas", porque votar y creer que estás haciendo la diferencia es mucho más simple. Yo estoy metido en estas organizaciones, yo lo sé. Las organizaciones de izquierda, incluso las que plantean el cambio radical y ya no creen en la vía electoral, se componen por no más de 10 individuos. Con 10 personas entregando panfletitos en la calle no consigues nada si otras diez mil se ríen de vuelta en tu cara. Son inútiles en cuanto al cambio estructural refiere porque carecen de apoyo de las mayorías, y lo que es más, los miembros de estas organizaciones lo tienen más claro que nadie.
Compartimos algo en común con el pueblo ruso que llevó a cabo la revolución socialista más grande de nuestra era: la indignación. Sin embargo, no estamos sumidos todos en la extrema pobreza como ellos para tener un catalizador que nos lleve a cortar cabezas, al contrario, la clase proletaria desapareció para dar paso a una clase media cuyo objetivo es aburguesarse. No los confundan con la clase canalla: no son lo mismo. Los explotan de igual manera, no llegan a fin de mes y viven endeudados, pero no son lo mismo. Mientras tengamos internet y smartphones, no soy un canalla y por lo tanto no tengo tiempo para escuchar a los trasnochados que predican sobre revoluciones y luchas.
Si el capitalismo te llegase a patear la cara y las deudas, los embargos y la pobreza te abrumaran, "luchar" contra el sistema no te va a llevar a nada, es una salida ciega. Es hacer lo mismo que hacen los liberales que convocan a marchas inútiles todas las semanas: reaccionar. Pero esto no se trata de reaccionar, se trata de organizarse masivamente. Y eso es lo que hay que hacer, cambiar el paradigma de las mayorías y hacerles entender que reaccionar no es el punto, porque las manifestaciones semanales sólo sirven para parchar cada vez más un sistema deficiente. Se trata de llevar a cabo el cambio por la fuerza y de forma inmediata. No es un proceso de transformación paulatina, porque ningún cambio estructural profundo lo es. Es pisar con cautela, nunca dejar de conspirar y soportar el dolor con gran estoicismo, porque sólo la sangre es capaz de hacer mover los engranajes de la historia, y sólo la sangre traerá de vuelta la hora histórica.
Mientras tanto, si te encuentras en una situación como la que hablábamos en este hilo, en vez de seguir reaccionando puedes formar tu propia comunidad solidaria y vivir al margen del sistema allí. Este es un objetivo mucho más realizable y puede eventualmente llevar a lograr el objetivo mayor que es el cambio estructural profundo. Y aquí es en donde toma gran importancia el anarquismo individualista.