>>50No hay una sola respuesta a esta pregunta, porque hay muchas tendencias anarquistas y muchas de ellas son actualmente incompatibles entre sí. La confluencia es una capacidad hace mucho perdida, y esto tiene mucho que ver con cómo se ha dado el anarquismo en Chile desde los 90 (perdón por la visión chilecentrista, pero lamentablemente no conozco las problemáticas y tácticas que se usan en otras regiones). Pero la historia reciente del anarquismo en Chile es tema de un papiro aparte.
Hay dos axiomas que pienso es necesario establecer: uno es que tanto la práctica desprovista de teoría como la teoría desprovista de práctica son contraproducentes, y otro es que los medios no son lo mismo que los fines, y muchas veces los medios terminan convirtiéndose en los fines, lo que también es contraproducente. Si lo que quieres es volcarte hacia la acción, pienso que es muy importante que reflexiones sobre esto.
También es necesario establecer cuál es el objetivo del anarquista, pero para esto tampoco hay una sola respuesta. Para algunos, es la revolución que culmine con la sociedad comunista. Para otros, es el trabajo que es necesario hacer antes de llegar a ese punto. Y para otros, es utilizar la anarquía para resolver las problemáticas del aquí y el ahora.
Estos tres fines son muy distintos, y por lo tanto, requieren medios distintos también. Revisemos cada uno en detalle:
La revolución que culmine con la sociedad comunista es algo a lo que muchos tienden por inercia. "¿Qué estamos haciendo los anarquistas..." piensan algunos, "... si no estamos trabajando en pos de la revolución?". Después de todo eso es lo que escribía Kropotkin: "Ocúpense otros de escribir panfletos con frases elocuentes! ¡Pónganse en los hombros tantos sacos como puedan llevar encima! Nuestra tarea consiste en hacer que en los primeros días de la revolución no haya un solo hombre en el territorio sin pan que comer". Creo que esta es también la bronca que
>>51 tiene con el anarquismo. Pero lejos de criticarlo, lo comprendo: cualquiera se sentiría desilusionado al escuchar todos estos planes utópicos meticulosamente articulados por tantos autores, y luego toparse con un movimiento enorme que no está ejerciendo activamente la revolución, sino que aparecentemente se centra en el estudio y la discusión. Si ya tenemos una idea de cómo tiene que ser la sociedad después de la revolución, ¿por qué entonces no hacemos la revolución mañana mismo?
La respuesta es bastante desalentadora y lleva a muchas personas a la inacción, pero he aquí la verdad: el Capital se ha transformado y ya no es el mismo que en los tiempos de Marx y Bakunin. Hoy en día el mundo está globalizado, y no basta con destronar a un gobierno, destronarlos a todos sería un avance, pero tampoco sería suficiente. El verdadero rostro del Capital son los organismos internacionales que rigen a todos los gobiernos, y cualquier esfuerzo revolucionario, anarquista o no, será facil y rápidamente aplastado por estos organismos. Si tú eres anarquista no te enfrentas, como leíste en Dios y el Estado, o como los comuneros de la Comuna de París, al gobierno y su milicia: te enfrentas a todos los gobiernos y a todas las milicias, te enfrentas al Fondo Monetario Internacional, al Banco Mundial, a la ONU, y a las décadas de acondicionamiento y propaganda a favor de la autoridad, la individualidad y el consumismo que han ejercido. La lucha, entonces, ya no parece tan simple como tomar las armas y destronar a un gobierno: otros diez gobiernos, comandados por estos organismos, se arrojarían encima de los insurrectos al día siguiente y el orden capitalista sería rápidamente reestablecido. Y lo que es peor, estos organismos contarían con el respaldo pleno de toda la población.
Hablaré de los otros dos objetivos más tarde.