Según tengo entendido, Foucault y el resto no dicen que existan solo percepciones subjetivas y que la objetividad no existe, ni siquiera que los discursos moldeen el mundo material. Más bien es como si el poder tuviera un problema sociomaterial específico (por ejemplo: "tenemos que producir un trabajador de fábrica como el nuevo ser social" o "el poder centralizado se ha convertido en un objetivo demasiado importante") e inventa nuevas técnicas para lidiar con eso problema, y ​​el diálogo es simplemente un aspecto de eso. Si dice que no hay una verdad científica eterna, quiere decir que el discurso se basa en condiciones históricas y sociales. También se podría decir que es objetivo bajo esas condiciones. Por ejemplo, el "capital humano" es una ideología, pero al mismo tiempo es objetivo porque realmente todos los seres humanos nos hemos convertido en capital.

En cuanto a la "lógica binaria", el punto de Derrida no es que existan estas rígidas y opresivas divisiones, oposiciones, etc, sino que estas últimas se subvierten a ellas mismas constantemente. Todo el truco es: no hay origen ni centro, solo existe un juego o lucha infinita entre diferentes elementos. Sin embargo, a lo que esto conduce en la práctica es a renegociaciones interminables y graduales, por lo que la deconstrucción es esencialmente una lógica socialdemócrata que en manos de Derrida puede ocasionalmente llevar a algunas conclusiones radicales (por ejemplo, su crítica del sujeto es un buen ataque a la ideología liberal), pero en última instancia para Derrida no hay salida de este reformismo permanente. Eterna "democracia por venir".

Eso es sintomático de toda esa generación de filósofos ("maestros de la sospecha"). A lo que conduce su crítica radical de la metafísica, al final, es a un sistema de diferencias mutuamente neutralizadas. Aunque hay algunas excepciones como Baudrillard, quien fue en la otra dirección y dobló la metafísica, adaptándola al espectáculo circense en el que vivimos ahora.